Cada grano de café de Amanecer Perdomo es un reflejo de fe, lucha y resiliencia. No es solo café; es un testimonio de vida, un símbolo de esperanza y un renacer constante. Nace con el propósito de inspirar y recordar que siempre hay un nuevo amanecer, incluso en los días más oscuros.
La historia de Ismael Perdomo inicia en los fértiles campos del Tolima, rodeado de arroz, algodón y maíz, desde pequeño el valor del trabajo en la tierra. Sin embargo, la violencia en Colombia lo obligó a huir, dejando atrás su hogar y forjando una nueva vida llena de incertidumbre.
A pesar de las dificultades, la fe nunca lo abandonó. En Bogotá, conoció a Dahiana Moreno, con quien compartió su vida. Juntos, construyeron una familia sólida, celebrando 24 años de matrimonio. Con tres hijos, encontraron en su amor y fe la fuerza para seguir adelante, sin perder la esperanza.
El regreso a su tierra natal fue un acto de fe. Ismael decidió que Amanecer Perdomo sería más que una marca de café. Inspirado en Lamentaciones 3: 22-24, cada paquete lleva un mensaje de esperanza. Hoy, cada sorbo es un recordatorio de que siempre hay una nueva oportunidad.
Amanecer Perdomo cultiva variedades como Castilla Trinidad y Caturro, evaluada con 87 puntos por el Comité de Cafeteros. pero más que la calidad del café, el propósito es inspirar. Con planes de expandir la marca a Colombia, Estados Unidos y más allá, cada taza transmite un mensaje de fe y renacer.